¿FORMAMOS SIMPLES GRUPOS DE TRABAJO? ¿O VERDADEROS EQUIPOS?

Segundo artículo de la serie “El Roadmap de la Productividad”.



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El modelo de desarrollo de grupos Formación - Conflicto - Normalización - Desempeño – Retiro planteado en 1965 por el Dr. Bruce Tuckman, dice que todas estas fases son necesarias e inevitables para que un equipo crezca, enfrente desafíos, aborde problemas, encuentre soluciones, planifique el trabajo y entregue resultados.

Sin pasar por todas estas fases un grupo de personas no evoluciona hacia un equipo de alto rendimiento.

Entonces, ¿qué hace la diferencia?

Empecemos buscando las diferencias entre un grupo de trabajo y un verdadero equipo.

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Lo primero a distinguir es que los grupos de trabajo cumplen con su papel: discuten, deciden, delegan, realizan reuniones, y distribuyen trabajo entre los participantes, se identifican con la empresa y tienen lideres fuertes y enfocados.  Todo esto está bien, pero no es suficiente para superar desafíos mayores, enfrentar verdaderas tormentas en el trabajo o logren una sinergia que sea mayor que las fuerzas de sus individuos.  La suma de las partes no es mayor que las partes individuales.

De las diferencias más significativas está el tema de la entrega y compromisos colectivos. Cada miembro del equipo se compromete profundamente con su misión y con sus compañeros, se comunican, se apoyan, colaboran, discuten, sufren y gozan juntos, la suma de las partes es mayor que las partes individuales, logran sinergia. Su valor está en la entrega de productos que colectivamente producen y en el hecho que hacen trabajo real juntos.  No tienen miedo a los conflictos, pues para ellos, el equipo es más importante que los individuos. Pasan mucho tiempo juntos dentro y fuera del trabajo.

Lo segundo es ¿cómo podemos crear equipos de alto rendimiento (EAR) en nuestras organizaciones?

 Según la Harvard Business Review, son cinco las disciplinas esenciales para crear equipos de alto rendimiento:

 1-      Tener un propósito común significativo que el equipo mismo ha ayudado a formular.  Los EAR son y se sienten dueños de su propio propósito.

2-      Tener metas de desempeño específicas que fluyen del propósito común. Los objetivos convincentes inspiran y desafían a un equipo, le dan un sentido de urgencia y compromiso.

3-      Desarrollar una mezcla de habilidades complementarias. Estas incluyen habilidades técnicas o funcionales, resolución de problemas y toma de decisiones, así como habilidades interpersonales.  Si las habilidades no están al inicio, el EAR las desarrolla en el camino.

4-      Vivir un fuerte compromiso de cómo el trabajo se hace. Los equipos deben ponerse de acuerdo sobre quién hará qué trabajos, cómo serán los horarios, y cómo se tomarán las decisiones. En un equipo genuino, cada miembro hace cantidades equivalentes de trabajo real, incluyendo el líder; todos colaboraran de manera concreta a lograr los resultados.  Se ayudan unos a otros.

5-      Co-Responsabilidad. La confianza y el compromiso no pueden ser coaccionados. El proceso de acordar sobre ciertas metas sirve como base para que los miembros se rindan cuentas los unos a los otros y no sólo ante el líder.

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Una vez que las disciplinas esenciales se han establecido, un equipo es libre de concentrarse en los desafíos críticos que enfrenta:  si se trata de hacer recomendaciones, pues deberá enfocarse en proveer rápida y efectivamente los elementos al equipo implementador; si se trata de hacer productos, pues se enfocará en las métricas de rendimiento y calidad; y si es un equipo que da soporte, pues identificará las cosas que requieren trabajo colectivo de las que no.

La buena noticia, las prácticas de los equipos de alto rendimiento si se pueden aprender y cultivar en tus propios equipos.  Acá algunos consejos sobre cómo iniciar:

·         Establece un sentido de urgencia, define estándares exigentes de desempeño y dirección.

·         Selecciona miembros por su habilidad o potencial habilidad, no por personalidad.

·         Presta especial atención a las primeras reuniones y acciones.

·         Establece algunas reglas claras de comportamiento.

·         Establece y aprovecha algunas tareas inmediatas orientadas al desempeño y metas.

·         Desafía al grupo regularmente con datos e información nuevos.

·         Pasen mucho tiempo juntos.

·         Aprovechen el poder de la retroalimentación positiva, el reconocimiento y la recompensa.

Vive en Actitud y ¡crece en Equipo !

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